jueves, 14 de mayo de 2015

EL CONVENTO TEMPLARIO DE SAN VICENTE EN BURGUILLOS DEL CERRO

Estimados amigos,

En este artículo vamos a hablar sobre una época determinante para la historia de Burguillos del Cerro (Extremadura), época en la que estuvo bajo el control y propiedad de la Orden del Temple. Nos centraremos en el "Convento Templario de San Vicente".

Cuando vi la maravillosa portada con arco de medio punto de la Iglesia de San Vicente, mi imaginación se desbordó: fue imposible dejar de imaginar a los caballeros templarios entrando por esa preciosa puerta a la iglesia de su Convento.




"SAN VICENTE FERRER, QUE EN OTROS SIGLOS FUE CONVENTO INSIGNE DE TEMPLARIOS Y OY SE VEN RUINAS DE SOBERBIOS EDIFIÇIOS". 

Esta descripción, realizada en el siglo XVII por el doctor D. Juan Solano de Figueroa, eminente historiador y Canónigo de la Catedral de Badajoz, supuso para mí un gran hallazgo, que he estudiado e investigado y vamos a analizar en este artículo.


      Portada de la iglesia de San Vicente, a la vista parcialmente, el resto se halla bajo tierra.


En el año 1238 se produjo la conquista definitiva de Burguillos por parte del rey Fernando III, en posesión hasta ese momento de los musulmanes. Inmediatamente la Orden del Temple toma posesión de Burguillos y su término. El rey necesitaba, tras la conquista, asentar los dominios cristianos sobre esos territorios. La mejor forma era la entrega de los mismos a las Órdenes Militares. En el caso de Burguillos, dada su gran extensión y generación de rentas, el rey decidió la entrega a la Orden del Temple.
La donación de Burguillos a la Orden del Temple la había realizado el rey Alfonso IX, que murió el 24 de septiembre de 1230. Por tanto, esta donación se habría producido en época muy temprana, en 1230, incluso antes de la definitiva conquista a los musulmanes.
En un documento, fechado en Sevilla el 8 de mayo de 1283, Alfonso X reintegra a la Orden del Temple Jerez y Fregenal, además de Burguillos y Alconchel. Se reseñaba en dicho documento que Burguillos y Alconchel ya habían sido donadas a la Orden del Temple por su abuelo, el rey Alfonso IX:

"E me pidieron merced por Freyres de Castilla e de León, que contra mí fueron tan errados; e porque el Maestre sobredicho me prometió de venir a mío servicio, assí como a su Rey e su Señor natural, e facer mío mandado de todos los Castillos e de todos los logares de la Orden que el Maestre ha e podier cobrar e haver; e me pidieron merced que les diesse Xerez-Badajoz y el Frexenal, tóvelo por bien e dógelos con todos sus términos, según se contiene en el privilegio que el rey don Alonso, mío abuelo, dio a don Estevan de Belmonte e a la Orden sobredicha, porque les dio Burgos (Burguillos) e Alconchel, dógelos por juro de heredad para siempre jamás, assí como lo mejor e más complidamente ovieron en ningún tiempo, compliéndole el Maestre a sus Freyres assí como sobredicho es...".

Burguillos permaneció en poder de la Orden del Temple desde el año 1238 hasta 1312, año en el que la desposeyeron de todos los bienes en el Concilio de Viennes. El Papa Clemente V había ordenado la disolución de la Orden en el año 1312, por lo que Burguillos se mantuvo en posesión de los templarios 74 años.

Los templarios, tras tomar Burguillos, iniciaron un proceso de repoblamiento cristiano de todo el término. Acometieron la construcción de un nuevo castillo, sobre los restos de la fortaleza musulmana.



                         Castillo de Burguillos con sus explendidas torres templerarias a la derecha

 Asimismo, reformaron y ampliaron la iglesia de San Juan Bautista. Iglesia visigoda que había sido convertida en Rabita -edificio religioso- por los musulmanes.

          Antigua iglesia de San Juan Bautista. Centro de Interpretación de la Orden del Temple

También levantaron en la falda del castillo la primitiva iglesia de Santa María de la Encina.


                   Antigua iglesia de Santa María de la Encina, edificada sobre la primitiva templaria




Estelas sepulcrales de un caballero templario. Enterramientos originales bajo la iglesia de Santa María de la Encina, excepcionales y únicos en la Península Ibérica. 

Además, consolidaron el culto mantenido, en época musulmana por la población mozárabe en las iglesias de San Vicente, Santa María del Valle y Nuestra Señora de Torres.

La donación a la Orden del Temple de Burguillos y su término tuvo una gran importancia económica para los templarios. Por el Códice de las tierras de Santiago de Compostela sabemos que se le adjudicó a la Orden del Temple el portazgo -contribución que se cobraba a toda persona y mercancía que pasaba por el término- del Reino de León, precisamente en Burguillos y Alconchel.  
Otra fuente importante de ingresos para el Temple fue el montazgo -contribución que cobraban a los dueños de los ganados que transitaban por el término-. Les fue cedido, en el año 1237, por Fernando III a la Orden en todos sus territorios. 
A las rentas que le generaban a los templarios el portazgo y el montazgo, había que sumar las riquezas que les producían los ganados que se criaban en las extensas dehesas burguillanas.

En el año 1256 hizo una concordia el Obispo de Badajoz Pedro Pérez con el Maestre del Temple Martín Núñez, por la que la Orden se obliga a pagar al Obispado la tercera parte de los diezmos que recibía en sus iglesias de Burguillos, Alconchel y Xerez de Badajoz. La Orden se quedaba con las otras dos terceras partes que generaban las iglesias.

CONVENTO TEMPLARIO DE SAN VICENTE.

"San Vicente Ferrer, que en otros siglos fue convento insigne de templarios y oy se ven ruinas de soberbios edificios".

Estas son palabras de Don Juan Solano de Figueroa, escritas en el siglo XVII, tras su visita a Burguillos, en su "Historia Eclesiástica de la Çiudad y Obispado de Badajoz". Fue Canónigo de la Catedral y Visitador General del Obispado, por lo que tendría múltiples ocasiones de visitar Burguillos y ver las ruinas de los soberbios edificios del Convento templario de San Vicente.



                                                Portada y muro para sostener el porche de entrada

La Orden del Temple había fundado en Burguillos un insigne Convento, aprovechando para ello la ya existente iglesia mozárabe de San Vicente. En torno a ella construyó los soberbios edificios de los que nos habla Suárez de Figueroa.

Los templarios eran monjes-soldados, pero además tenían una vida sencilla diaria de pobreza, castidad y oración.

El Lema de la Orden era:

"NON NOBIS, DOMINE, NON NOBIS, SED NOMINI TUO DA GLORIAM"


"NO A NOSOTROS, SEÑOR, NO A NOSOTROS, SINO A TU NOMBRE DA LA GLORIA"


La comunidad templaria estaba organizada alrededor del Convento de San Vicente. La vida conventual estaba regida por unas normas de obligado cumplimiento.  Estas normas estaban recogidas en la Regla primitiva. Además, existían unos Estatutos, también conocidos como "Retrais", que regulaban las comidas, los ayunos, la disciplina dentro del convento, las relaciones entre los hermanos, la hora de acostarse y levantarse, los oficios religiosos o la conducta cuando estaban en campañas. En resumen, la vida ordinaria del templario.

El ritual de iniciación de un templario estaba descrito detalladamente en los "Estatutos de acogida de la Orden": los aspirantes eran recibidos directamente en la capilla. Se comenzaba advirtiendo al aspirante de la extrema dureza de la vida de un templario. Se le preguntaba, seguidamente, si quería pertenecer a la Orden, si creía en la Iglesia Católica y si había o tenía impedimento para ingresar en la Orden. Al final, de rodillas y con las manos juntas, el aspirante realizaba la petición de ingreso delante de la asamblea de hermanos:

"Mi Señor, comparezco ante Dios y ante Vos y ante los hermanos, y os pido y os solicito por el amor de Dios y de Nuestra Señora (Santa María de la Encina) que me acojáis entre vosotros y en los favores de la casa, espirituales y temporales, como a uno que desea ser siervo y esclavo de la casa durante todos los días que le queden de vida".

Una vez aceptado por la asamblea de hermanos, se le imponía el manto por el que presidía, lo bendecía, lo elevaba y besaba en la boca. El acto seguía con la lectura de la Regla de la Orden, finalizando la ceremonia de ingreso el celebrante con las siguientes palabras:

 "Buen hermano, nuestro Señor te ha conducido a tu deseo y te ha puesto en tan noble compañía como es la de Caballero del Temple, por lo que deberías asegurarte de no hacer nunca nada por lo que fuera necesario expulsarte de ella, de lo que Dios te guarde".



                           "Sigillum Militum Xpisti" ("Sello de los Soldados de Cristo")

J. M. Upton-Ward, en su libro "El Código Templario", nos describe cómo era en tiempos de paz la vida cotidiana de los hermanos templarios en el Convento:

"En tiempos de paz la vida cotidiana de los hermanos se regía por las horas canónicas y difería muy poco de la de otros monjes. El día empezaba hacia las cuatro de la madrugada con los maitines, después de los cuales los caballeros tenían que ocuparse de sus monturas; a continuación se les permitía volverse a acostarse. Prima, tercia y sexta iban sucediéndose a lo largo de la mañana. Después los hermanos hacían su primera comida del día, que tenía lugar en silencio mientras escuchaban una lectura de las Sagradas Escrituras. Nonas era a las dos y media y vísperas a las seis de la tarde; luego se cenaba. El día terminaba con las completas, después de las cuales se guardaba silencio hasta después de la prima del día siguiente. Las órdenes se daban después de cada oficio, excepto en el de completas, donde eran dadas antes para que no hubiera que romper el silencio". 

La vida de los monjes templarios en el Convento de San Vicente vería finalizada su existencia en 1312, año en el que se aprueba la disolución de la Orden del Temple en el Concilio de Vienne, tal y como comentabamos antes, después de un proceso en el que se acusó a los templarios de prácticas contrarias a la religión Católica. El Papa Clemente V cedió a las presiones del rey francés Felipe IV.
Recientemente, la Doctora Barbara Frale ha dado a conocer la existencia de un pergamino, el Pergamino de Chinon, existente en los archivos del Vaticano, en el que se refleja que el Papa Clemente V tuvo la intención de absolver de todas las acusaciones al último Gran Maestre de la Orden del Temple: Jacques de Molay.



Capilla de San José de la iglesia de San Juan Bautista. Centro de Interpretación de la Orden del Temple.



CERCADOS DE SAN VICENTE.

El Convento templario de San Vicente estaba situado a 1,5 km. de la población de Burguillos, en dirección a Jerez de los Caballeros, a la izquierda de la actual carretera.
Son varios los cercados que integran el lugar, conocidos como de San Vicente. Su situación fue bien escogida, entre la ribera de San Lázaro y un camino de comunicación existente desde época romana, no olvidando su proximidad a las minas de hierro y a las canteras de granito de las Cañaveras, situadas a 500 metros de los cercados. Por tanto, el lugar era estratégico.
Algunos de los cercados presentan hoy rellenos del terreno superiores a 1,50 metros, lo que hace suponer que gran parte de las construcciones -cimentaciones, arranques de muros y solados- se encuentran bajo el terreno actual.
El cercado central se puede ver hoy lleno de restos de tejas y cerámicas de muy diversas épocas, desde romanas hasta de la alta edad media. Encontrándose también muchos restos de hierro fundido, señal de alguna importante fundición de este metal existente en el lugar. 
Matías R. Martínez nos cuenta de la aparición de una sepultura rectangular, con paredes de mampostería y cubierta con grandes lajas de granito, en el cercado más oriental.

Por los restos arqueológicos inventariados encontrados en la zona, tenemos constancia de que ha sido habitada en época romana, visigoda, musulmana (mozárabes) y cristiana.

Algunas de las piezas encontradas en los cercados de San Vicente son las siguientes:

1) Época romana. Funeraria. Cupa con forma abovedada. Medidas 113 x 65 x 45 cm. Con la siguiente epigrafía:

Pomponiaus L(uci) L
ann(orum) V · H(ic) · s(itus) · est · s(it) · t(ibi) · t(erra) · l(evis)

Se encuentra en el cercado de San Vicente.
Inédita.




2) Época romana. ¿ Conmemorativa?. Fragmento de mármol blanco. Medidas 28 x 23 x 7,5 cm.

Q(uintus) Satri[us Q(uinti) f(ilius) Gal(eria tribu)?]
Primus[s---]
d(e) · s(ua) · [p(ecunia) f(aciendum) curavit)?]

Por la paleografía, quizá de mediado del siglo I d.C.

Se encuentra en la Casa del Corregidor. Ficha inventario nº 1.

( Epigrafía romana de la Beturia Céltica. Nº 65. Alicia Mª Canto. 1997).




3) ¿ Votiva?. Fragmento de pieza en mármol, con inscripción. Medidas 18 x 10 x 7,5 cm.

[---] ENAV[---] 

Se encuentra en la Casa del corregidor. Ficha inventario nº 40.

(Epigrafía romana de la Beturia Céltica. Nº 83. Alicia Mª Canto. 1997)

4) Visigoda, sobre una pieza romana.Pedestal de granito trapezoidal. Medidas 90/75 x 63 x 35 cm., con una ensambladura rectangular, de 21 x 0,05 cm., en su parte superior. La Dra. Canto nos dice que pudiera tener un posible uso votivo, propio de la época visigoda.
M. R. Martínez, en carta al P. Fita, Director de la Real Academia de la Historia, con fecha 20 de marzo de 1898, le da cuenta del hallazgo de esta pieza.

( Epigrafía romana de la Beturia Céltica. Nº 87. Alicia Mª Canto. 1997).


                                          Carta de Matías R. Martínez al P. Fita (20/03/1898)

Piezas encontradas en los cercados de San Vicente y que se hallan en la Casa del Corregidor (Museo arqueológico municipal de Burguillos del Cerro) :


                                                              Basa de columna


                                                      Capitel romano reutilizado


Piezas constructivas encontradas en los cercados de San Vicente:


                                  Piezas constructivas de diferentes épocas, de mármol y granito

La iglesia de San Vicente debió de construirse en época visigoda, sobre un asentamiento romano. Durante la dominación musulmana la población mozárabe vería respetado su culto y la iglesia debió ser ampliada, ya que su portada de arco de medio punto así nos lo indica. También sabemos por Matías R. Martínez que la bóveda de la nave de la iglesia era de estilo ojival. Con la llegada de los cristianos y la toma de posesión por la Orden del Temple, esta fundó en el lugar el Convento templario de San Vicente, aprovechando la iglesia ya existente, como lugar de culto del Convento.



                                       Vista de la parte interior de la portada y muros


Con la desaparición de la Orden del Temple la población iría desplazándose hacia el núcleo poblacional de Burguillos, sufriendo los edificios templarios del Convento el total abandono y sirviendo como cantera para numerosas edificaciones en Burguillos y su término.

La iglesia permaneció abierta con culto hasta el siglo XVIII, tal y como recogen los libros de acuerdos municipales. Pertenecía a la parroquia de Santa María de la Encina y sus mayordomos eran nombrados por el cuerpo capitular de la parroquia.

D. Juan Cumplido Tanco, en su libro sobre la historia de Burguillos, nos cuenta que en 1737 murió en la ermita el que debió de ser su último ermitaño, un tal Francisco, soltero y natural de Niebla (Huelva): "No se le dieron misas por ser muy pobre, se enterró de limosna".

Matías R. Martínez nos cuenta que a finales del siglo XIX de la ermita quedaban en pie los restos de una bóveda, que esta era de estilo ojival y la data de finales del siglo XIII, estimando que la nueva ermita templaria se construiría sobre la planta de la antigua visigoda. 

Hoy podemos saber, por el análisis de la portada de la iglesia de San Vicente, realizada en granito, por el estudio de los muros de arranque de la fachada del templo, así como por los múltiples restos arqueológicos encontrados en el lugar, que la iglesia debió de ser construida en época musulmana muy temprana por la población cristiana mozárabe. Seguramente sobre los restos de otra anterior visigoda.
La parte de la portada que está a la vista es de arco de medio punto y la bóveda, que aún se podía ver en el siglo XIX, era de estilo ojival. La portada está orientada hacia poniente, por lo que su altar mayor debía de estar orientado hacia el este.
De época posterior, frente a la portada, quedan los restos de un muro que sostendría un porche situado en la puerta principal de la iglesia.



                                Sillar de granito con pinturas al fresco originales de San Vicente




CONCLUSIÓN.

Burguillos fue donado por Alfonso IX a la Orden del Temple en torno a 1230. Fue conquistado a los musulmanes por Fernando III, ayudado por la propia Orden, en 1238.

Tras la conquista, Burguillos fue un importante y estratégico enclave para la Orden del Temple. Se edificó un gran castillo, la iglesia de San Juan Bautista, la primitiva iglesia de Santa María de la Encina y el insigne Convento de San Vicente.

Burguillos del Cerro (Extremadura) tiene hoy un conjunto de edificios de construcción templaria únicos en la Península Ibérica: castillo, iglesias y área funeraria, perfectamente conservados y preparados para recibir la visita de todas las personas interesadas en la Orden del Temple.
Cuenta además con un magnífico Centro de Interpretación de la Orden del Temple, ubicado en la antigua iglesia templaria de San Juan Bautista.
  
Les esperamos.





Un cordial saludo.

Antonio Surribas Parra


Agradecimientos:

A Víctor Gibello Bravo, Arqueólogo, director de Arqveocheck, por su ayuda para la interpretación de San Vicente y su entorno.

A Joaquín Gómez-Pantoja Fernández-Salguero, Profesor Titular de Historia Antigua, Universidad de Alcalá (Madrid), por la lectura de la cupa romana hallada en San Vicente.

A mi hijo Antonio, Licenciado en Administración de Empresas (ICADE), Auditor Interno en Mediaset, por sus consejos y por la corrección de este artículo.


(Los cercados de San Vicente son de propiedad privada y para su visita se debe contar con la autorización de los propietarios).

(Reservados todos los derechos de autor. Prohibida la reproducción sin permiso del autor).